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El espía


Imagen de Couleur en Pixabay
Su alma en pena vaga por los rincones de la casa, atraviesa los pasillos de la ciudad entera, y sobrevuela insistente donde sea que otras almas caminen. Los pasos sigilosos, siempre intentando disimular su presencia entre las paredes, ojos atentos buscando atrapar el reflejo de las acciones a su alrededor, absorberlas con sus enormes pupilas y así aislarlas del resto del universo. No existen muros que dificulten su vista, cual Superman sus ojos atraviesan el cemento. Sus oídos agudos como los de un cánido, deambulan constantemente al acecho de las palabras, siempre dispuestos a oír las frases que se entremezclan en diálogos, conversaciones privadas, buscando separarlas del silencio, comprenderlas, todas ellas van a parar a los bordes de sus orejas.  



 Y así, tan pendiente de los sonidos en su exterior, olvida por completo escuchar lo que su propio cuerpo le está diciendo, se ignora; y solo él podría saberlo, pero estoy seguro de que cientos de diálogos se encuentran silenciados en las profundidades de su ser. El espía vive en su propia prisión, la que ha ido construyendo para sí a base de ansiedad y continua desconfianza; ahogado entre las paredes y las sospechas constantes, permanece aplastado bajo las vacías teorías que bajan de su cabeza y le empujan el cuerpo.



 En su mundo se siente un micro Dios: todo está bajo su control. Pero no sabe que a cada minuto va perdiendo la vida al tiempo que dirige la atención hacia la de los demás. Pero aun si llegara a saberlo no le importaría, porque él vive muchas vidas al mismo tiempo, sobrevive a través de los otros. Absorbe su energía, dejando a su paso un tendal de almas silenciosas, arrastrando consigo sus voces, sus ideas, y su voluntad. El espía emana tristeza, su silencio aturde, su cuerpo encorvado con el tiempo fue quedando absorto en sus pensamientos, el peso de estar siempre alerta le debilita los huesos. Por sus venas se mueve apresurada la sangre sucia de resentimiento, fluye por su cuerpo cargándolo, volviendo su existencia toxica para sí mismo y su entorno.



 El espía está por todas partes, siendo muchas personas al mismo tiempo, adoptando diferentes formas, se esconde tras la curiosidad y no deja rastros aparentes. Su entretenimiento es ver el camino de los demás, convertir sus vidas en una telenovela que seguirá con entusiasmo día a día, creyéndose capaz de opinar e intentar predecir los devenires de la trama.



 Nuestro tiempo está lleno de espías, ellos merodean la cotidianeidad, las calles, las pantallas y las redes sociales. Porque el espía moderno vive alienado consumiendo otras experiencias, relaciones y vidas, servidas como en bandeja para él en la pantalla de un teléfono, o en el rectángulo de su televisor.



 Vivimos día a día bajo sus infinitas formas y sombras, todos en algún momento hemos sido espías. O espiados…


Comentarios

  1. Madre de Dios!! Cuanta razón. La descripción iba mostrándome a un hombre, no se porqué, con la cinta escuchando y los cascos , pasando la grabación pero a medida que transcurre el relato , nos desvuelves a la tecnología, y sus trasiegos. Al fin y al cabo , no hace falta estar celoso para revisar una cuenta , un perfil o un dato. Casi le llamaría el chivato jeje!! Me ha gustado mycho. Un saludo!!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por visitar mi blog y por tu comentario! Así es todos los días estamos expuestos a la vida de otros aún sin intensión, así como también nosotros exponemos nuestra vida a los demás. Me alegro que te haya gustado! Saludos!!

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