La otra noche desperté en un sueño. Me fui a dormir muy pacíficamente enredado entre las sábanas tibias de mi cama, esperando que al despertar todo estuviera en su lugar habitual: la mesa de luz con el libro de Onetti sosteniendo el celular, las camperas colgando en la pared opuesta, y la luz colándose entre las cortinas hasta tocar los pies de la cama. Pero nada fue como esperaba. Desperté muy lejos de allí, en un lugar desconocido y una escena bastante extraña. Al principio me sentí relajado, no sé por qué estuve consciente de que todo aquello era un sueño, pero al pasar los segundos esa certeza se fue desvaneciendo, las imágenes eran absolutamente vívidas, nada parecía alejarse de la realidad. Habitualmente se está bastante entrenado para diferenciar la realidad de lo onírico, pero existen momentos donde todo se vuelve difuso y nuestra percepción no permite volcarse hacia ninguna de las posibilidades. Momentos reales que parecen increíbles y sueños que de tan realistas y vívidos
...and following our will and wind we may just go where no one's been...