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Mostrando entradas de junio, 2019

Música nueva

  Hay personas que son como música nueva. Vienen a sacudirnos la comodidad de los lugares conocidos, las notas seguras; nos invaden las listas de reproducción con canciones nuevas. Llegan en el momento justo, y me gusta pensar que las situaciones nos van llevando hacia ellas. De a poco, a los golpes, con notas graves y melodías oscuras, o de un tirón con sonidos dulces y extasiados.   Hay personas que son como discos nuevos, descubiertos por casualidad al navegar en laberintos musicales, o discos recomendados que logramos escuchar después de un tiempo. Canciones llamativas que saltan de la radio hasta atraparnos, y que anhelamos recordar tiempo después para encontrarlas y escucharlas por nuestra cuenta. Algunas de estas canciones se pierden para siempre, y solo duran lo que su tiempo de exposición hasta la próxima publicidad aleatoria.   Hay personas que son todo un mundo inexplorado de notas distantes, ritmos desconocidos que nos invitan a bailar o sacudir la cabeza al com

Una semana de lluvia

  Estoy sentado junto al fuego. Las piernas estiradas, acercándose gentilmente al borde de la estufa, apoyadas una sobre la otra. El respaldo del banco sobre el que estoy sentado me está matando, su madera me presiona la espalda haciendo algo incómoda mi posición. Pero aun así estoy a gusto. Entre las manos una taza de té caliente es mi única compañía en la noche. Afuera todo está sereno, apenas de vez en cuando se escucha la voz lejana de algún transeúnte desconocido.   Hace un rato en la TV alguien pronosticaba tiempo lluvioso para toda la semana. Quizás tenga razón, desde esta mañana se puede respirar la humedad en el aire, pegándose a los pisos, las paredes y al frío de las habitaciones. “Una semana de lluvia” pensé. La idea ciertamente no me desagrada, amo los días de lluvia.   Una semana de lluvia. Una semana de calles empapadas, de ropa mojada. Una semana de café caliente y música suave por la tarde. Una semana de noches con las gotas de lluvia musicalizando el techo d

Sombras en el jardín

  Mientras las últimas luces de la tarde se van alejando, el concierto de aves se apaga lentamente sobre las ramas del laurel. El resto del jardín está en silencio, ya las pequeñas y difusas sombras de todas las cosas se aglutinan en una sola dando paso a la sombra mayor: la noche. El ambiente perdió sus vivos colores, esos que hasta hace unas horas imitaban algún óleo perdido. El gran verde de los pastos pasó a amarillo teñido por el sol, luego fue cediendo a gris, hasta ser absorbido por un profundo color negro. Y así con el resto de las cosas: el rojo ladrillo de la vereda, el amarillo de las flores junto al muro, el violeta del vino en la copa y hasta el azul en las plumas de algún pájaro. Todo perdió su color y dio paso a un aire de infinitas posibilidades, porque en la espesa oscuridad de la noche las cosas pierden hasta su forma, sus propiedades más absolutas. El mundo material vive en nuestra imaginación, los objetos son porque los pensamos. A menos que algún intrépido aventu