Pasó los días construyendo en su mente un lugar seguro y apacible. Un espacio al cual pudiera acudir en los momentos más duros, o incluso para recostarse en las pausas de la rutina. A cada momento iba moldeando su hogar imaginario, redecorando rincones, agregando nuevas habitaciones, expandiendo colores. No era un sitio estático, sino todo lo contrario, las cosas se iban moviendo y cambiando de lugar o forma de acuerdo a los estados de ánimo. Siempre había un detalle novedoso, aunque la esencia permanecía intacta: la calma sostenía las paredes. Así, de acuerdo a sus necesidades, iba acudiendo a recuerdos felices, momentos atesorados lejos de todo pensamiento oscuro, algún aroma que lo transportaba a otra época, una textura de su infancia; todo ello formaba su lugar de paz. A veces, recostado en la cama al final del día, su mente lo llevaba a ese bálsamo de energía, donde su ser extraviado caía rendido ante el sueño. Pero sin embargo, con el devenir de los días y las vibraciones propia
...and following our will and wind we may just go where no one's been...