Ir al contenido principal

Extrañar

¡Buenas! ¡Bienvenidx a mi blog y gracias por tu visita! El texto de hoy es uno más enmarcado en esta realidad de aislamiento que estamos viviendo. Surgió mientras escuchaba el disco "Parachutes" de Coldplay, así que probablemente esté un poco influenciado por el aura de sus canciones. Puedes dejarme un comentario más abajo, o usar los botones para compartirlo en tus redes sociales. ¡Espero lo disfrutes!

-
Hay un abrazo pendiente en el calendario. Más de uno, en realidad. Hay una lista de otros planes a la espera. Una mirada que busca sin éxito otra mirada, atraviesa el aire vacío y frena al chocar contra las paredes. Podría esperarse que las circunstancias la llevaran a regresar y mirarse a sí misma, pero no es así. No puede. Se hace tedioso voltear a observarse después de tanta costumbre y hastío. En cambio, la mirada se queda ahí perdida para siempre en la nada, brotando densa desde los ojos cansados de ver rutina, encierro y espejos.

El verbo extrañar surge ajeno, desconocido. Y sin pensarlo se queda pegado en la piel como el mismo aire. Con el pasar de los días va devorando todo con precisión, más por cansancio que por decisión. Difunde y se impregna en el ambiente, en los objetos cotidianos, tiñe todo de gris desesperanza con un leve aroma a desinfectante. Los recuerdos, otras almas y restos de rutinas van cayendo presos de su hechizo.


Extrañar es una cárcel nueva, perfectamente amueblada para acogerme. En ella encuentro todas esas comodidades anheladas en los días agitados, pero falta lo verdaderamente importante. Lo auténtico. Eso que tantas veces faltó, pero ahora duele un poco más, quizás por lo retorcido del destino. Por los incontables caprichos del camino, el indigno juego de avanzar de a pequeños pasos y caer de cara al suelo después.


El tiempo es enemigo de la espera, como de tantas otras cosas. De la vida misma, en fin. Quizás las palabras alcancen a retener, al menos en parte, a todo lo que se escapa con la espera. O quizás no, y el destino sea nunca recuperar lo que se perdió mientras esperábamos.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Para qué opinar?

Conforme el hombre desarrolló su capacidad de pensamiento y análisis, seguramente comenzó a ver las diferentes situaciones de la vida cotidiana en nuevas perspectivas, observándolas desde muchos ángulos, buscando la mejor manera de explicar los sucesos para conseguir un eficiente desempeño o superar las dificultades. Tiempo después, como consecuencia de la gran diversidad de formas de ver el mundo como personas en la sociedad, es probable que haya surgido esa casi inevitable actitud de dar la opinión propia ante cualquier situación; muchas veces con la intención de brindarle al otro una ayuda, o cuando solicitan nuestro pensamiento acerca de algún tema de interés, pero lamentablemente también existe otro tipo de opinión que es a veces tan despreciable como innecesaria, y es aquella dirigida a juzgar o tratar de entender el quehacer de otra persona. Años atrás, muchas de estas opiniones quedaban encerradas en conversaciones privadas, en el seno de una familia, o en alguna otra charl...

Quince años

Yo era chico cuando el Frente Amplio llegó al poder, allá por 2005. No era un niño, pero si lo suficientemente inmaduro como para entender lo que pasaba o siquiera interesarme. Tabaré Vázquez se convertía en el presidente de la república, y en un hecho histórico luego de años de oposición la izquierda alcanzaba la presidencia. Yo cursaba sexto año de escuela y poco me imaginaba los años que vendrían. Concurría a una escuela inmersa en un contexto complejo, donde se convivía con una realidad muchas veces triste, pero sin embargo asimilada como la norma. Por diferentes factores era un afortunado ya que, si bien no estábamos en posición de privilegio, al llegar a casa contaba con una ducha caliente, un plato de comida y una cama donde descansar. Pero todos los días me cruzaba con realidades diferentes, y eso parecía ser así sin posibilidades de cambio, era lo normal, así debía ser. Reacciones de todo tipo se agitaban en torno al nuevo gobierno, muchos esperanzados de lo que podría pasar...

Escondidos

Foto: Pinterest Bajo la caída de la tarde, detrás de las sombras acentuándose y el horizonte absorbiendo al sol; o sobre el resplandor del mediodía, levantando la tierra en el patio de la escuela, los niños juegan a las escondidas. Diversión antigua como el hombre, instinto de supervivencia devenido en entretenimiento. Cualquier sitio es factible de ser escondite, y es así que la infancia transcurre entre los nervios de ser descubierto y la destreza de ocultarse. Pero, con el cuerpo oculto tras un árbol, o agachado al otro lado de algún arbusto; absolutamente envuelto en su inocencia, el niño puede llegar a ignorar que parte de su cuerpo está descubierto develando así su ubicación. Años después, ya en la vida adulta, continuamos interpretando este juego, a veces casi con la misma inocencia, pero con el fin de adaptarnos e integrarnos a la vida en sociedad. Cualquier ser medianamente observador, lo suficientemente detallista y empático, puede detenerse y encontrar en el otro su ...