"Por aquello que encontré en tus ojos
por aquello que perdí en la lucha
conocer la otra mitad es poco
comprender que solo estar es más puro..."
Vivo - Gustavo Cerati
Pocos momentos recuerdo en los que me haya sentido tan vivo. Un remolino de sensaciones coloridas se agita a mi alrededor, me inunda por completo colmando mis sentidos. Abrazo este instante como una causa. La vida se despierta en segundos mágicos de mi realidad, arrancando de un golpe los retazos de días marchitos y grises.
¿Acaso es necesario estar muerto durante tanto tiempo en la espera, para que instantes como estos vengan a recordarme cómo se siente estar vivo? La rutina sepulta pequeños sueños bajo los días. ¿Cuántas horas de soledad son necesarias para lograr sentirme ahora tan sereno entre tus brazos? Con los ojos cerrados me lanzo al abismo de dejarme ser, de olvidar por un rato que no soy más que una mente adherida a un cuerpo. Todo parece posicionarse en su justo lugar, me comprendo un poco más, entiendo mis caminos, mis elecciones, hasta las peores, que también me trajeron hasta aquí.
Mi mente obstinada no tarda en intentar despertarme iluminando la salida, el final de todo camino, la impermanencia. Nada es para siempre, ni siquiera este instante eterno. La felicidad no es un destino, pero tampoco logra ser el camino. No es más que breves paradas en un largo viaje, un puñado de arena tibia que se escapa entre los dedos antes de lograr contemplarla. ¿Y qué queda entonces? ¿Serán el resto de las emociones suficientes para continuar el camino? Ahora comienzo a odiar la felicidad, la detesto por ser efímera y esconderse de mi vista. Pero el odio tampoco me alcanza. Tal vez la serenidad esté en la búsqueda.
Sin darme cuenta me alejé del presente. Enroscado en pensamientos, como siempre. ¿Será mi mente capaz de sentir sin cuestionar? Vuelvo a mi cauce. Después de todo este momento es lo único que tengo, pues el ayer no existe y el mañana está aún por nacer. Este preciso instante es todo lo que soy, lo que somos. Es el lugar seguro al cual volveré mañana cuando el frío de los días me comience a helar los huesos y me quite las ganas de caminar. La vida de pronto se convierte en una inevitable transacción: soportar y quizá luego recibir algo que valga la pena.
Pero todo eso no importa, porque justo ahora sé que estoy vivo, y el resto no es más que ruido.
-E.B-
Comentarios
Publicar un comentario